En una decisión que ha generado gran preocupación a nivel global, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anució que se recortará el financiamiento destinado a la provisión de vacunas contra enfermedades infecciosas a países en desarrollo. Esta medida, que afectará a cientos de millones de personas en naciones con sistemas de salud frágiles, podría tener consecuencias devastadoras para los esfuerzos globales de prevención y control de epidemias.
En un comunicado oficial, detalló que la decisión responde a una estrategia más amplia de reducción de gastos y redefinición de la política exterior de Estados Unidos.
Sin embargo, expertos en salud pública y organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Fundación Bill y Melinda Gates han expresado su alarma ante el recorte. Según ellos, esta reducción de fondos afectará gravemente a países en desarrollo que ya enfrentan grandes dificultades para acceder a medicamentos y vacunas vitales.
“El impacto de esta decisión será profundo, sobre todo en países africanos, asiáticos y latinoamericanos, donde las campañas de vacunación han sido clave para evitar brotes de enfermedades como el sarampión, la poliomielitis y la fiebre amarilla”, señaló un portavoz de la OMS.